Glen Clarke, el sicario de la mafia irlandesa que se equivocó de objetivo en Costa de la Calma

Los errores jalonan el sangriento historial de este incompetente asesino a sueldo, cuyos contratistas presuntamente le aplicaron su macabro 'control de calidad'

 

Con una frialdad y una crueldad extrema, Glen Clarke se dirigió la tarde del 17 de agosto de 2016 a cometer un crimen por encargo en Costa de la Calma. 

 

Pese al calor, llevaba una sudadera azul y con la capucha se cubría el rostro. Su objetivo era Jonathan Patrick Hutch, sobrino de Gerry ‘el monje’ Hutch, aunque sin actividad delictiva que le conste. 

 

Solo el parentesco ya le colocaba en la diana de su acérrimo rival; la mafia irlandesa de Los Kinahan. Clarke mató por error a Trevor O’Neill de 45 años, un funcionario del ayuntamiento de Dublín de vacaciones. El tercer fallo mortal de este sicario, que también le acabó costando la vida.

 

El asesino le descerrajó a la víctima, casi a quemarropa, al menos un disparo mortal por la espalda, en presencia de su mujer y sus tres hijos, cuando saludaba a otra persona en un paso de cebra. Luego huyó a la carrera con la errónea creencia de que había cumplido su sangrienta misión. Trevor O’Neill tuvo la desdicha de saludar a Jonathan Hutch antes de ser asesinado

 

La banda no pudo soportar este tercer fiasco de su asesino a sueldo y le aplicó su macabro ‘control de calidad’. Los contratistas de este ineficaz criminal, presuntamente, pusieron fin a sus días con un disparo en la cabeza el 2 de diciembre de 2016, en la localidad irlandesa de Leixlip, cuando este se encontraba dentro de un coche robado con el motor en marcha. 

 

No obstante la Policía irlandesa apuntó a un posible accidente al disparársele el arma, pero el proyectil nunca apareció. La Policía Nacional y la Garda confirmaron que Clarke estuvo en Mallorca cuando se cometió el crimen de Trevor O’Neill.